Vicent Andrés Estellés

1924 /// 1993
Periodista y poeta

LA POESÍA DE LA VIDA

VICENTE LLADRÓ

Redactor de Agricultura de LAS PROVINCIAS

A Vicent Andrés Estellés le llamábamos Vicent quienes nos dirigíamos a él en valenciano y Estellés los que hablaban habitualmente en castellano. Andrés, que era apellido, quedaba así como si fuera su segundo nombre, y a él debía darle igual. No se lo pregunté jamás, ahora que caigo, pero seguro que le daba igual, o incluso le divertía algo la confusión. Aún lo recuerdo con aquella mueca de media sonrisa que exhibía por encima del folio enhiesto sobre su pequeña máquina de escribir. Tecleaba, se detenía, miraba alrededor, captaba lo que fuera y blandía aquella sonrisa, si el dolor de la pierna se lo permitía.

Vicent Andrés Estellés era redactor jefe de LAS PROVINCIAS cuando le conocí. Redactor jefe y poeta, desde luego. Periodista y poeta, o al revés. O a la vez. La poesía era consustancial en aquel hombre menudo de piel muy blanca y metido entre papeles. Papeles que leía, papeles que escribía. Periodismo, poesía y una imaginación desbordante que te expresaba con aquella sonrisa y unas cuantas palabras sabias si le preguntabas, muchas veces mezcladas con inteligente ironía.

Yo guardo la máquina de escribir de Estellés. Nada importante en sí misma, una Olivetti portátil, pero cuando las viejas máquinas Olivetti y las demás comenzaron a ser arrinconadas en la redacción, ante el empuje de los ordenadores, Vicent ya no estaba y pensé que sería una lástima que se perdiera aquella pequeña portátil verde que fue durante muchos años la herramienta del admirado poeta-periodista, de modo que la metí en un armario para que no se extraviara.

Quizá la guardara con la ilusión de que fuera verdad lo que Vicent Andrés Estellés decía algunas veces que a aquella máquina le metías un folio y era capaz de escribir sola en verso y en valenciano. Pero no, lo he probado muchas veces y no se cumple. El milagro creativo era posible a través de los dedos del periodista-poeta. Y no sólo cuando escribía versos, tanto los del ‘Recomane tenebres’, ‘Llibre de meravelles’ o ‘La clau que obri tos els payns’ como los más costumbristas que firmaba como Roc en el periódico. También había poesía en su prosa, incluso la que dedicaba a denunciar ya entonces que se extinguía la huerta de Valencia en medio de la pasividad general.

Aquella preocupación por la huerta que plasmaba de continuo hizo de polo de atracción y acercó a unos jovenzuelos para conocer al autor y expresarle su rendida admiración. Era 1974 y los fascinados jóvenes eligieron nada menos que la mañana del 25 de abril para acercarse a LAS PROVINCIAS. Salió Vicent y recibió los parabienes, algo turbado, porque no le gustaban los elogios; pero tenía el arma perfecta para desasirse de la incómoda situación. Contó que se acababa de producir un golpe de Estado en Portugal y debía irse para allá, como enviado especial. Quedamos emplazados para su vuelta, pendientes cada día de leer sus crónicas desde Lisboa, como leíamos con deleite lo que nos contaba cada vez que viajaba con su amigo Luis y los demás pirotécnicos de la casa Brunchú.

Memorable fue aquel episodio narrado desde Cannes, adonde iban a competir en el certamen pirotécnico. Luis no se fiaba del disparo electrónico que ya era obligado y preparó una estrategia, mecha en ristre, por si falla aquello «tan moderno». Vicent lo narraba con sencillez y maestría, al igual que su estancia en la playa, junto a Paco de Montroy, cuando intentaba captar su atención por el paisaje marino y veía al otro tan preocupado: «¿Qué te pasa?», le inquirió el poeta, y aquel respondió: «Qué vols que te diga? Pues que m’he deixat en el poble una conilla a punt de parir; i jo ací, tant lluny». Poesía de la vida.

  • Vicent Andrés Estellés (Burjassot, 4 de septiembre de 1924 – Valencia, 27 de marzo de 1993).
  • La Guerra Civil le coge con 12 años y aprende los oficios de panadero, orfebre y mecanógrafo. En 1942 estudia Periodismo en Madrid.
  • Con 24 años empieza a trabajar en LAS PROVINCIAS. En esos años entabla amistad con Fuster, Casp y Sanchis Guarner. Redactor jefe entre 1958 y 1978.
  • En 1971 publica dos obras importantes: ‘La clau que obri tots els panys’, que contiene ‘Coral romput’, y el ‘Llibre de meravelles’.