Golfista
EL NIÑO GRANDE
KIKE MATEU
Dicen de Sergio García que es un perdedor. Y yo me pregunto cómo se puede ser un perdedor en un deporte de perdedores. Cuando los mejores de la historia han ganado entre un cinco y un diez por cien de los torneos jugados, ¿cómo puede ser un perdedor uno que ha ganado 23 torneos por todo el mundo en 17 años como profesional? Sergio es un triunfador en todo lo que hace. Su Borriol CF, la Escuela Infantil del PGA Catalunya, salvando y reflotando el CC Mediterráneo…. Vive la vida. Disfruta de sus amigos. Le gusta Crans Montana, el esquí. En este sentido me recuerda a Guti. Talento puro. Todos querían más de Guti. Pero Guti era él mismo. Y cuando le veo jugar me pregunto si tenemos derecho a exigirle más o simplemente a disfrutar de lo que hace. Al final he decidido que Sergio es y será lo que ha querido y quiera. Si quisiera más lo sería. Por detrás de Ballesteros y Olazábal, el mejor jugador de la historia de nuestro país y uno de los mejores del mundo en los últimos veinte años».
Así es Sergio García, aunque la reseña no sea mía. Pertenece al golfista profesional Álvaro Beamonte que, tras su paso por el circuito, es hoy el mejor analista de golf que tenemos en nuestro país. A él recurro como maestro pero también por coincidencia de pensamientos sobre este polifacético castellonense de Borriol. Golfista, a ratos futbolista de su CF Borriol e incluso periodista (utiliza Twitter para preguntar, opinar o criticar las cosas que no le gustan de su deporte). Hablamos del mejor golfista valenciano de todos los tiempos. Irrumpió muy joven en el circuito, proclamándose ‘rookie’ del año en el circuito europeo de 1999. Sólo 19 años y se ganaba el derecho a entrar en el equipo de la Ryder Cup, el gran torneo con la que soñaba desde pequeño viendo a Seve y Olazábal por la tele. Y allí estaba esta vez. Siendo un niño, pero ya grande.
Luego llegó el sueño americano. Nunca olvidaré aquel PGA del 99, cuando hizo famoso un árbol del hoyo 16 desde el que golpeó una bola imposible. Medinah suspiró, Sergio corrió para ver su bola llegar a green y el rugido de la grada alcanzó los oídos de un atónito Tiger Woods que, desde su hoyo, se preguntaba «¿qué está pasando?». Había nacido un nuevo ídolo. Los americanos vieron en Sergio ese rival joven y descarado destinado a pelear con el Tigre. El Niño nunca alcanzó a Woods. Entre otras cosas porque nadie lo ha hecho. Va camino de los cuarenta y todavía no ha ganado un grande. Su gran deber. Siempre se le echa en cara que se ablanda cuando debe defender un liderato y se crece cuando lo persigue. Y se le coloca en el punto de mira porque su talento es indudable. Y de quien puede ser grande se espera que lo sea. Sereno y suave con el ‘putter’ en la mano, un juego corto envidiable y sin discusión como competidor; devorador de copas Ryder y ganador en 2008 del llamado ‘quinto grande’ en el mítico TPC Sawgrass de EE UU. Aquel The Players Championship ganado en ‘play-off’ por Sergio confirmó que tiene golf para levantar uno de los grandes.
¿Qué le falta? Como también diría mi admirado Álvaro Beamonte, lo único que le falta a Sergio para ganar un grande es creérselo. El circuito mundial tiene grandes golfistas, pero no todos están tocados por esa varita que separa a los buenos de los grandes. A los grandes de los genios. Sergio está tocado por esa varita, pero por cuestiones de difícil explicación su enorme talento no se ha apoderado de su ordenada cabeza. Cuantas veces habré escuchado «tiene un grande en sus manos». Y es verdad. En las manos. Cuando su seguridad con el palo confluya con la convicción mental de ser grande de verdad, levantará los torneos del Grand Slam con los que siempre soñó. Sólo hace falta que el día decisivo, ante el golpe crucial, se convenza de que tiene esa varita mágica con menos golpes que los demás.
- Sergio García Fernández (Borriol, 9 de enero de 1980).
- Ha logrado ocho victorias en el PGA Tour y once en el European. Además, contribuyó al éxito en cinco Ryder (2002, 2004, 2006, 2012 y 2014).
- Es el presidente del CF Borriol, que juega en Tercera División. Cuando sus compromisos se lo permiten, participa en algún partido.
- La ocasión más clara para llevarse un grande la tuvo en 2007 cuando falló el ‘putt’ clave ante Pádraig Harrintong en el desempate del Open Británico.