Escritor
TESTIGO DE LA ESPAÑA DE LA BURBUJA Y LA CRISIS
MIKEL LABASTIDA
Hace cinco o seis años, todo el mundo trabajaba. La comarca entera en obras. Parecía que no iba a quedarse ni un centímetro de terreno sin hormigonar; en la actualidad, el paisaje tiene algo de campo de batalla abandonado, o de territorio sujeto a un armisticio: tierras cubiertas de hierba, naranjales convertidos en solares; frutales descuidados, muchos de ellos secos; tapias que encierran pedazos de nada». Este párrafo demoledor describe lo sucedido en España en los últimos años, en el comienzo de un siglo del que Chirbes fue testigo y sobre el que ejerció de cirujano, bisturí con tinta en mano. De él levantó acta en sus dos últimas y celebradas obras.
El texto pertenece a ‘En la orilla’, la novela en la que describe la resaca de la crisis después de años de excesos y despilfarros, que sirve de sentencia final tras la burbuja que arrasó con todo. El abrupto despertar de un sueño en el que bebíamos y bailábamos como si fuéramos reyes de un cuento. Antes había escrito ‘Crematorio’, durísimo espejo –en el que nadie ahora quiere mirarse- de una época marcada por la corrupción y la especulación inmobiliaria. Esteban y Rubén, los dos protagonistas, las dos caras de una España, el arrasado y el que arrasó. Los culpables de que al escritor valenciano se le considerase el Galdós del siglo XXI, el autor de ‘los episodios nacionales contemporáneos’.
Como novela póstuma quedará ‘París-Austerlitz’, sobre un pintor homosexual. Andaba revisándola el escritor cuando en el verano de 2015 le sorprendió la muerte. El cáncer ni tocó la puerta para entrar. En una semana acabó con él. Rafael Chirbes, nacido en Tavernes de la Valldigna en 1949, falleció a los 66 años un sábado 15 de agosto, cuando el mundo entero había cerrado por vacaciones. Y él aprovechó la tesitura para escaparse sin hacer ruido. Como a él le gustaba. Porque no era autor de pompas ni de neones. No le agradaban las fiestas, ni las fotos, ni las promociones, ni los halagos desmedidos. Parecía ermitaño porque vivía solo en la montaña de Beniarbeig en compañía de sus perros. Y únicamente bajaba cuando le tocaba conceder alguna entrevista para presentar libro o cuando comenzaron a lloverle los premios. Eso fue, sobre todo, a partir de 2007, año en que la crítica se volcó con él en España y logró cierta popularidad gracias a la adaptación televisiva de su obra, que dirigió Jorge Sánchez Cabezudo y protagonizó Pepe Sancho. En ese momento algunos vecinos suyos fueron conscientes de que se dedicaba a la literatura. En realidad era tímido, inseguro. Y albergaba muchos temores y dudas. «Cada vez me quedo más en casa porque me da más miedo todo», explicaba.
En Alemania lo descubrieron antes. Llegó a ser el autor español más leído allí. Y en Francia gozó de excelente reputación. Apreciaban al Chirbes de ‘Crematorio’, pero también al anterior, al de ‘Mimoun’, con la que debutó con casi 40 años y con la que casi alcanza el Herralde. Nunca después quiso presentarse al premio. En ella no hablaba de él, pero el protagonista se le parecía mucho, el profesor de español que llega a Marruecos con el propósito de concluir su novela. Al de ‘En la lucha final’, sobre el nacimiento de una nueva clase social que pelea por el poder. Al de ‘La buena letra’, en torno a una mujer represaliada en la posguerra. O al de ‘Los disparos del cazador’, en la que aborda la pérdida de los ideales, un asunto que fue constante a lo largo de su trayectoria. Un crítico germano afirmó que ningún escritor alemán se había acercado a la historia de su país con una mirada tan certera como la de Chirbes respecto a España.
Demostró su talento en ensayos, crítica literaria, traducciones. Incluso fue especialista en gastronomía en la revista ‘Sobremesa’. Hasta que Carmen Martín Gaite leyó un manuscrito suyo y comprendió que era una voz que la literatura no se podía perder.
- Rafael Chirbes Magraner (Tavernes de la Valldigna, 27 de junio de 1949 – Beniarbeig, 15 de agosto de 2015).
- Estudió en Ávila, León y Salamanca como interno en colegios para huérfanos de ferroviarios. Perdió a su padre a los cuatro años. En la Complutense de Madrid se licenció en Historia Moderna y Contemporánea.
- En 1977 se traslada a Fez donde trabaja como profesor de Lengua e Historia española, hecho que inspirará su primera novela, ‘Mimoun’.
- Recibió el premio de la Crítica castellana tanto por ‘Crematorio’ como por ‘En la orilla’, libro que le otorgó también el Nacional de Narrativa. La crítica valenciana también le galardonó.