Pepe Sancho

1944 /// 2013
Actor

LA VOZ DE SU PUEBLO

ESTEBAN GONZÁLEZ PONS

Portavoz del PP en el Parlamento Europeo y columnista de LAS PROVINCIAS

Un renombrado autor teatral, sincerándose una noche de estreno, me dijo: «Mira, chaval, no sé si Pepe ha sido el mejor o el segundo mejor actor de su generación». Yo le pregunté: «Y si fuera el segundo, ¿detrás de quién iría?». «No lo dudes, muchacho –me respondió–, detrás del propio Pepe Sancho, detrás de él mismo. A Pepe Sancho sólo le gana Pepe Sancho cuando quiere Pepe Sancho. Es al tiempo el mejor y el segundo mejor actor de España, según le dé la gana». Cómico, galán, rapsoda, caricato de engreídos y abogado de pobres, pero, sobre todo, amo de cada escena en la que aparece. Jamás pasó desapercibido. Ni para el corazón. Hablamos de un hombre cuyo primer amor fue el último. Que se casó con la escritora Reyes Monforte para ser feliz y que lo fue porque quiso, por fin. Aún se quieren.

Pepe Sancho

Pepe Sancho o nada. Interpretaba sus personajes con tal naturalidad que eran ellos, el emperador Adriano, el guerrillero el Estudiante o el cardenal Tarancón, quienes recordaban a Pepe y no al revés. Sumaba aquellas historias a la suya personal. Las figuras que encarnaba se le incorporaban al carácter. Por eso su voz, profunda, inolvidable, arañaba ecos de tantas otras. Como si arrastrase una multitud de voces. Como si hablara por todos. La voz de su pueblo. Pepe no necesitaba actuar, le bastaba con desenvolverse. Seguramente pasará mucho antes de que un histrión de semejante calado vuelva a salir de Valencia a comerse el mundo.

Sus padres tenían en Manises una carnicería. Pepe desde pequeño quería ser actor y a los 18 años se montó en un coche sin marcha atrás y se fue a Madrid. Puerta grande o enfermería. «Volver a mi pueblo era volver a la carnicería, a matar ovejas y pelar cerdos», solía explicar. Sobrevivió en una pensión cerca de Atocha mientras cada día recorría estudios y teatros en busca de un papel. En el primero que le dieron sólo decía una palabra: «Nada». Llamó a casa: «Ya tengo una función en la que hablo». «¿Qué dices?». «Nada». «¿Nada?, no hablas entonces». Y así. Su éxito fue cosecha del trabajo, la constancia y la rebeldía.

Trabajó a las órdenes de los directores más reconocidos de su tiempo, como Almodóvar (‘Carne trémula’ y ‘Hable con ella), Saura (‘El Dorado’ y ‘¡Ay, Carmela!’) o Aranda (‘Libertarias’). Ganó un Goya, entre otros premios. También, con García-Berlanga (‘Todos a la cárcel’ y ‘París-Tumbuctú’) o Vicente Escrivá (‘El virgo de Visanteta’), apostó por nuestro cine, incluso en valenciano. El teatro le apasionaba, fue miembro de ‘Estudio 1’, actor y director (‘Enrique IV’, ‘Los intereses creados’ o ‘Los cuernos de don Friolera’). Pero lo recordamos más por la televisión.

Para mi generación siempre será el bandolero que perseguía franceses en ‘Curro Jiménez’. Yo hacía los deberes los domingos a última hora y tenía que fingir no estar pendiente la tele para que me dejasen quedarme en la salita. Pero, claro, cuando sonaba ‘La Marsellesa’ en la serie y se sabía que Pepe cazaría a los gabachos, miraba por encima de mis gafitas y entonces me enganchaba al capítulo hasta el final. Pepe se tronchaba cuando le conté que los lunes González llegaba sin deberes a clase por su culpa. Una vez llevó a mi hijo a Mestalla y lo mismo. Hizo popular al chico en el colegio por haber ido al fútbol con el empresario sin tacto ni olfato de ‘Cuéntame cómo paso’. Para la de nuestros hijos Pepe Sancho es don Pablo.

Murió en silencio en 2013. Muy pocos sabíamos que estaba enfermo. Trabajó hasta el último día y se fue dejando proyectos sin acabar. Se puede decir que se desplomó sobre las tablas sorprendiendo con su inesperado final, porque así es como debió suceder.

Nunca borro de mi agenda el teléfono de los amigos que mueren. Una madrugada recibí, en medio de la oscuridad, un mensaje desde el de Pepe Sancho: «Que tenemos que hablar de muchas cosas, compañero del alma, compañero». No quise preguntar a Reyes si lo envió ella. Me gusta pensar que fue Pepe, desde el otro mundo, desde detrás del telón, que sigue burlándose de los vivos. No resulta improbable.

  • José Asunción Martínez Sancho, ‘Pepe Sancho’ (Manises, 11 de noviembre de 1944 – Valencia, 3 de marzo de 2013).
  • Empezó con pequeños papeles y obtuvo popularidad a partir de 1971 con ‘Estudio 1’ y ‘Novela’, de TVE.
  • La serie ‘Curro Jiménez’ (1976-78) lo lanzó a la fama.
  • Goya en 1997 por ‘Carne trémula’, de Almodóvar. Trabajó con Saura, Berlanga, Miró y Camus, entre otros.
  • Don Pablo en ‘Cuéntame’ y Bertomeu en ‘Crematorio’ son dos de sus últimos personajes más conocidos.