Filólogo e historiador
UN GRAMÁTICO EN LA BATALLA
FERRAN BELDA
Si la guerra civil empobreció culturalmente a España por las muertes, las depuraciones y el exilio interior y exterior que provocó el conflicto, el quebranto que sufrió la Comunitat a raíz de la llamada ‘batalla de Valencia’ no fue baladí.
Sembró la desconfianza entre el mundo académico y amplios sectores de la sociedad, satanizó a algunos de sus más preclaros intelectuales y privó a los afectados por estas absurdas inquinas del disfrute de las aportaciones que éstos realizan en las más diversas disciplinas. Entre los afectados por este encono político trasladado inopinadamente a todos los campos del arte, desde la poesía (Vicent Andrés Estellés por un lado, Xavier Casp, por otro) a la pintura y a la escultura, figuró de manera doblemente lacerante, porque el grueso de su obra carece de sesgo ideológico, Manuel Sanchis Guarner, padre de la filología valenciana moderna y autor de libros fundamentales para conocer y comprender la compleja realidad histórica, cultural e idiomática del antiguo Reino de Valencia. Un «aymador de les glòries valencianes» a quien de nada le valió contar con una bibliografía de temática valenciana inigualable ni haber dedicado uno de sus libros más celebrados a glosar el papel germinal desempeñado por Lo Rat Penat y su fundador, el también creador de LAS PROVINCIAS, Teodoro Llorente, en la Renaixença: fue expulsado de la entidad sin contemplaciones, como en una posterior depuración lo serían otros venerables eruditos como Emili Beüt Belenguer y Enric Soler i Godes, en una tumultuosa asamblea que no acabó en defenestración literal de milagro, como tuvo ocasión de narrar para LAS PROVINCIAS el autor de estas líneas.
Hombre moderado y dialogante, comprensivo con los distintos pareceres idiomáticos surgidos en esta tierra, Sanchis se vio envuelto en un implacable enfrentamiento verbal y hasta físico -a él mismo le pusieron una bomba en 1978- que distaba mucho de su forma de ser y actuar. Un buen ejemplo de ello lo dio cuando, siendo ya miembro de la Real Academia Española de la Lengua (1951), del IEC (1961) y de Real Academia de la Historia (1968), se le regateó el nombramiento como cronista oficial del ‘cap i casal’. No lo presentó como una respuesta, ni figura como tal. Pero ni corto ni perezoso pergeñó una réplica a la altura de su talento y en 1972 publicó ‘La ciutat de València’, una historia de la capital que aún no ha sido superada por ninguna otra y que continúa siendo objeto de reediciones y de citas. Paciente como buen lexicógrafo que consagró varios años de su vida a recolectar palabras, primero para el inconcluso ‘Atlas Lingüístico de la Península Ibérica’ de Navarro Tomás y después, en el destierro mallorquín, para el ‘Diccionari català-valencià-balear’ de Moll, supo templar gaitas entre el conseller de Educación Peris Soler (UCD) y el sector que encabezaba plenipotenciariamente Eliseu Climent y conducirlos, él que no tenía carnet y necesitaba de terceros motorizados para desplazarse, al acuerdo que hizo posible el Decret de Bilingüisme. Una disposición que a muy duras penas habría podido aplicarse si previamente el sobrino del canónigo y arqueólogo Sanchis Sivera y del poeta Lluís Guarner, es decir, Manuel Sanchis Guarner, no hubiera creado el Institut de Ciències de l’Educació donde se formaron los enseñantes que la aplicaron tras su promulgación.
- Manuel Sanchis Guarner (Valencia, 9 de septiembre de 1911 – Valencia, 16 de diciembre de 1981).
- Se licenció en Derecho por la Universitat de València, donde fue fundador de la Federación Universitaria Escolar de Valencia (1928).
- Partidario republicano, fue represaliado durante el franquismo y desterrado a Mallorca.
- En 1959 regresó a Valencia como profesor de francés en el Instituto San Vicente Ferrer y luego en la Universitat de València.
- Ingresó en la Real Academia de la Historia.