Juan Navarro Reverter

1844 /// 1924
Político

UN HUMANISTA PRÁCTICO

Mª JOSÉ POU AMÉRIGO

Profesora de Periodismo en la Universidad CEU Cardenal Herrera y columnista de LAS PROVINCIAS

Político y, sin embargo, escritor. Navarro Reverter pertenecía a esa estirpe de políticos de otro tiempo, capaces de cultivar el espíritu, el intelecto y la pluma. Poco que ver con lo que ha conocido este país en las últimas legislaturas. El político convencional de ahora ha aprendido a decir lo que le preparan sus asesores: el libro de moda, el autor simbólico o el clásico imprescindible con mensaje subliminal. En cambio los del perfil de Juan Navarro Reverter eran capaces de poner en marcha la Caja de Ahorros, dar clases de ingeniería o escribir un discurso sobre la poesía provenzal para ingresar en la Academia Española como si nada. Todo a un tiempo y en una misma vida. Gran orador, sus críticos apelaron a esos méritos orales para defender la candidatura de Azorín en la Española pero lo cierto es que era capaz de cuidar la palabra mientras cuadraba las cuentas del Estado en tiempos tan complejos como la España que se desangraba en la guerra de Cuba.

Ahora nos asombran las figuras de múltiples talentos que solemos ubicar en el Renacimiento. Son los humanistas capaces de aunar una explosión de saberes y aptitudes. Sin embargo, no fue sólo tras la Edad Media cuando existieron personas con similar sensibilidad por las ciencias y por las letras. La división entre ambas, como si fueran excluyentes, se hizo contra natura aunque en el último siglo y medio nos hayamos acostumbrado. Me refiero a ese empeño por parcelar al ser humano, como si ser ingeniero o ministro de Hacienda anulara la pulsión poética. No ocurrió así con Navarro Reverter que aunó todas ellas. El convulso siglo XIX, aun con todos sus lastres y fracasos políticos, posibilitó una generación de figuras extraordinarias en Valencia, al calor de los grupos intelectualmente activos y junto a empresarios generosos, una especie denostada hoy pero sin la que nuestras tierras no hubieran tenido ni agua potable o ‘trenet’ entonces, ni otras cosas ahora.

Esa capacidad, probablemente, es la que hacía mirar y entender mejor el mundo y sus necesidades. La intuición de que el desarrollo de Valencia pasaba por la llegada del ferrocarril o el de la industria alcoyana por acceder al gas no fue fruto de una hiperespecialización sino de lo contrario: de una visión completa del mundo y del ser humano. Es lo que hemos perdido en estos 150 años. Hemos avanzado como nunca, hemos crecido, madurado, conquistado cuerpos celestes y profundidades oceánicas, pero nos falta la perspectiva del humanista con un gran sentido práctico. Ése es el perfil que tan bien representa Navarro Reverter. Era hábil en lo político y bien relacionado en lo social y, por ende, envidiablemente influyente. Con él sí que podía hablarse de «poder valenciano» en Madrid. Culto, brillante y buen orador, hubiera sido etiquetado hoy como miembro de la «casta» pero fueron talentos como el suyo los que introdujeron a Valencia en la revolución industrial y en la senda de la modernización. Representa como pocos el empuje de una generación que supo entender que su bienestar y riqueza sólo podían crecer si lo hacía su entorno y si, además, lo hacían al unísono. Fueron las bases de un siglo y medio de despegue colectivo del que aún estamos cobrando rentas.

  • Juan Navarro Reverter (Valencia, 27 de enero de 1844 – Madrid, 2 de abril 1924).
  • A los 33 años, impulsa la creación de la Caja de Ahorros, en el tercer y definitivo intento de contar con una entidad de este tipo en Valencia.
  • Nombrado senador vitalicio en 1903, fue ministro de Hacienda en cuatro etapas y de Estado en otra, con cinco presidentes diferentes y dos monarcas: la regente María Cristina y el rey Alfonso XIII.
  • Estudió Ingeniería y también fue escritor y académico de la lengua.