José Meliá Sinisterra

1911 /// 1999
Empresario

UN INVENTOR DEL TURISMO

ALBERTO RALLO

Redactor de Local de LAS PROVINCIAS

José Meliá construyó un imperio con esta propuesta: «Esto vale cien. ¿Cuánto quieres tú?». Así planteaba los negocios a sus amigos para ver qué porcentaje asumía cada uno. No fue Meliá partidario de aventuras en solitario. Este valenciano, nacido en el mismo corazón del Cabanyal, atesoraba una inteligencia innata que le permitió, por ejemplo, aprender alemán en los muelles del puerto. Leía con fruición textos filosóficos pese a que nunca pisó una universidad. Tenía un punto especial, valiente, que le encumbró como uno de los grandes. El instinto le permitió adelantarse a varias generaciones y atisbar el potencial del turismo. Comenzó dando guerra desde muy joven, todavía menor de edad. Su astucia hizo que le bautizaran como ‘el cachorro’ cuando comenzó a buscarse la vida en los huertos de naranjos. Allí cambió la mecánica del negocio. Se propuso comprar las naranjas no en el momento de la recogida sino pactar con el agricultor el precio con anterioridad. Tras el riesgo, el beneficio. Los comerciantes no tardaron en percatarse de este avispado empresario. Meliá despuntaba.

El apellido conduce irremediablemente a la cadena hotelera. Pero no se debe olvidar que el verdadero motor económico de aquel ‘holding’ de mediados de siglo eran las agencias de viaje. El primer establecimiento lo abrió a finales de los cuarenta en la calle La Paz; no muy lejos de la residencia familiar de Correos. ¿Y cómo se le ocurre a una persona vinculada al negocio del tráfico marítimo ponerse a vender viajes? El empresario y su padre eran consignatarios en Valencia de la compañía alemana Neptune. En los barcos existía un camarote para el armador pero que, en realidad, nunca se ocupaba. Pidió permiso y comenzó a ofrecérselo a su núcleo de amigos. La idea tenía tirón. Y montó las agencias.

La expansión internacional fue vertiginosa. París o Fráncfort contaban con varios locales. Viajes Meliá tuvo oficina incluso en Australia. Su flota de autobuses recorrió media Europa. Como hito de la saga merece especial reconocimiento el hecho de que un grupo de turistas de la compañía fueron los primeros en llegar a Viena tras la salida de los rusos.

Meliá se ‘inventó’ los viajes de luna de miel a Mallorca. Lo puso de moda entre las parejas. Se encontró con que no había suficientes plazas hoteleras. Los inconvenientes no frenaron el espíritu emprendedor de Meliá. Decidió abrir su primer hotel, el Bahía Palas. El primer paso de los casi 30 establecimientos que llegó a tener en España y el resto del mundo. Siempre lamentó no haber levantado uno en su ciudad natal pese a que tenía hasta los terrenos justo donde hoy se ubica la finca de la Pagoda, junto a los Viveros.

Meliá y su familia se trasladaron a Madrid casi obligados por las exigencias del negocio. La fecha no la olvidarían: octubre de 1957. El río Turia se desbordaba. El mercado de las divisas y los trámites para los visados se obtenían desde la capital de España. Tuvo que contar con toda la plantilla que tenía en la capital del Turia. De tal forma que construyó un inmueble para alojar a los trabajadores. El edificio aún está hoy en la calle Juan Duque de Madrid. Hasta 6.000 empleados llegaron a trabajar para la firma. Su familia recuerda las críticas por dejar Valencia pese al fuerte arraigo a su tierra. En Navidad, en la mesa de los Meliá se cantaba el himno.

La crisis arrancó de una operación financiera. El ‘crash’ llegó a principios de los setenta. Los intereses en España eran elevadísimos y pidieron un crédito en Suiza. Una devaluación de la peseta y el hecho de que no hubiera un seguro de cambio asfixiaron las cuentas. No quedó otra que endeudarse. Finalmente, el grupo terminó en manos de unos inversores italianos. La treintena de hoteles recaló en la cadena Sol, que pasó a llamarse Sol Meliá. El empresario valenciano mantuvo hasta su muerte la presidencia honorífica de la firma.

  • José Meliá Sinisterra (Valencia, 4 de junio de 1911 – Madrid, 21 de febrero de 1999).
  • Fue el patriarca del grupo Meliá, un emporio turístico, hotelero, inmobiliario e industrial.
  • Recibió numerosos reconocimientos a su trayectoria, como la Gran Cruz del Mérito Civil o la Medalla de Oro al Mérito Turístico, entre otros.
  • El grupo Meliá llegó a tener una plantilla de 6.000 empleados.