José Benlliure

1855 /// 1937
Pintor

DECIMONÓNICO, POR SUPUESTO

VICTORIA E. BONET SOLVES

Profesora titular de Historia del Arte del departamento de Composición Arquitectónica de la Universitat Politècnica. Autora del libro ‘José Benlliure, el oficio de pintor’

En 1896, Blasco Ibáñez escribió una carta desde la cárcel a su amigo José Benlliure: «Iremos como dos honrados y bonachones burgueses a pasear por la vega para sorprender a la descuidada naturaleza en algún momento de palpitante verdad». Para entonces la brillante carrera internacional del pintor valenciano había entrado en crisis. La pintura conocía nuevos modos de hacer y de contar y nuestro artista se vio abocado a un cambio de estilo. Su factura se tornó algo más atrevida y su aproximación al modelo fue más sincera. Sorolla miró hacia el mar, Benlliure lo hizo hacia la huerta con un realismo notable que el mercado de comienzos del siglo XX apreció con cierta tibieza.

José Benlliure Gil (1855-1937) fue uno de los pintores más destacados de la escuela valenciana del siglo XIX. Aunque falleció en plena Guerra Civil, la suya fue la trayectoria de un artista decimonónico. Se inclinó por el arte siendo todavía un niño, aprendiendo los primeros rudimentos de la disciplina junto a su padre, Juan Antonio Benlliure. Pasó por las aulas de la Academia de Bellas Artes de San Carlos y entró en el taller de Francisco Domingo, otro de los grandes de nuestra pintura. José siempre le consideró su maestro. Junto a él descubrió una pincelada breve y descriptiva, un hábil manejo del color y un género pictórico que en el futuro le granjearía la fama. Se presentó a exposiciones en busca de una ansiada medalla y, al no obtener la beca para Roma, viajó a la ciudad italiana por cuenta propia en 1879. Allí permaneció casi ininterrumpidamente hasta 1912. Durante las últimas décadas del XIX trabajó de manera incansable para una exigente clientela extranjera que le demandaba cuadros de factura preciosista y de los más diversos géneros. Firmó un lucrativo, pero draconiano, contrato con un marchante inglés, Martin Colnaghi. Berlín, Praga, Viena, Bruselas, Londres, Budapest, París y Venecia fueron algunas de las ciudades que conocieron su trabajo de primera mano y, además, lo premiaron. Durante décadas, la internacionalización de su obra fue destacada y su fama se extendió por diversos países. Cuando regresó a Valencia lo hizo a su casa de la calle Blanquerías, hoy convertida en museo. En aquellos años compaginó su labor pictórica con la docente en la Academia de Bellas Artes de San Carlos, entre otros cargos.

Cuando contemplamos los cuadros de Benlliure, de quien se conoce una amplia producción, es inevitable dejarse seducir por la pincelada minuciosa de sus cuadros más cotizados hoy en día. Sin embargo, es en sus obras de la última etapa donde percibimos al artista más auténtico. En ellas abandona el exuberante detallismo de otro tiempo, las composiciones se simplifican y el colorido pierde en brillantez para ganar en sabiduría. Son más modestas, como sus protagonistas, pero son de gran intensidad expresiva, al tiempo que ponen de manifiesto el amor que el pintor profesaba a su tierra.

No puede negarse que José Benlliure Gil fue un artista del XIX y, como tal, debe reivindicarse. Perteneció a una de las escuelas pictóricas más importantes de entonces, que, todavía hoy, el gran público desconoce en toda su dimensión y categoría. La obra de Benlliure, como la de otros compañeros suyos, es fiel reflejo de una época, de una cultura, de un modo de hacer. ¿Decimonónica? Por supuesto. Y a mucha honra.

  • José Benlliure Gil (Pueblo Nuevo del Mar [Cabanyal-Canyamelar], 30 de septiembre de 1855 – Valencia, 5 de abril de 1937).
  • En 1867 entra en el estudio de Francisco Domingo y lo compagina con la Academia de Bellas Artes de San Carlos, que presidió de 1930 a 1936.
  • Viaja a Roma por su cuenta en 1897 y coincide con su amigo Ignacio Pinazo.
  • Además de ‘Monaguillos’, sus obras ‘El Tío Andreu de Rocafort’ y ‘Oyendo misa (Rocafort)’ se encuentran en el Museo de Bellas Artes de Valencia. ‘Mujer Mora’, en la Casa Museo Benlliure.