Joan Lerma

1951
Político

EL PRESIDENTE TRANQUILO

MARTA HORTELANO

Redactora de Política de LAS PROVINCIAS

Joan Lerma estrenó el cargo de presidente de la Generalitat Valenciana en 1983 después de conseguir para su partido los 51 escaños de Les Corts que supusieron el techo electoral para el PSOE valenciano y la mayor cuota de votos cosechada por un partido en la Comunitat hasta la fecha (en una Cámara entonces con 89 diputados). 32 años después, la mayor parte de su legado político ha sobrevivido a dos décadas de gobiernos del PP y el expresidente sigue en activo desde el Senado.

Lerma diseñó desde cero lo que ahora conocemos como Generalitat y tomó prestado el actual Palau, a modo de cesión de la Diputación provincial. Sentó las bases del autogobierno y dotó de algunas de las leyes más importantes a la actual administración. Y todo eso sin echar mano de internet. Bajo su gobierno comenzó el despegue económico de la autonomía, con apuestas de futuro como el Impiva o los parques tecnológicos. Pero también con las nuevas infraestructuras para conectar el Mediterráneo con el resto de España. Una de sus mayores espinas la provocó que la autovía con Madrid la inaugurara su sucesor, Eduardo Zaplana, tras la batalla que el Consell socialista mantuvo con el vecino de Castilla-La Mancha, capitaneada por José Bono. Sin embargo, sí pudo ser testigo de cómo circuló el último camión por la avenida Cardenal Benlloch antes de inaugurar el ‘by-pass’. Lo hizo andando, junto a la entonces alcaldesa Clementina Ródenas. Sus colaboradores destacan de él su templanza y serenidad. «No se inmutaba con nada, pero con una mirada te dejaba claro lo que se podía hacer y lo que no».

De su época también son obras vigentes como el IVAM o la reconocida Ciudad de las Ciencias (reconvertida por el PP en Ciudad de las Artes). Su deseo de eliminar las antenas de los tejados de Valencia y sustituirlas por una gran torre de las telecomunicaciones firmada por Calatrava fue lo único que quedó en una carpeta. El progreso estaba en su lista, pero no era demasiado amigo de la tecnología. La austeridad estaba por encima. Una compañía de teléfonos le regaló uno de los primeros teléfonos móviles de la Comunitat, pero cuando se enteró de que valía un millón de pesetas de entonces se lo quitó de encima. Era una maleta que se colgaba al hombro con un teléfono de línea, pero quien recibió el regalo castigo de cargarlo cuenta que nunca sonó porque nadie sabía el número.

Hombre de costumbres, nunca perdonó el almuerzo. De ahí que en algunos círculos políticos se haya dado incluso su nombre a la famosa combinación de bocadillo de atún con olivas que, dicen los que lo conocen, ha sido su tentempié de referencia. En cuestiones identitarias, consiguió pacificar la batalla por las señas de identidad en una época complicada. Suya es la paternidad de la Llei d’Ús i Ensenyament del Valencià y la asunción de los símbolos estatutarios. Si algo no era Joan Lerma era nacionalista, pero sin embargo, nunca tuvo un coche que no estuviera fabricado en factoría valenciana. El primer vehículo oficial, un Ford Granada, fue una cesión de la Diputación, como casi todo en aquella época. Prestatario de casi todo en el inicio, hasta de las competencias estatales. Empezaron a trabajar con 117 millones de pesetas y de ahí salieron todas las consellerias. El Estado fue traspasando competencias hasta ahora, que la Generalitat maneja un presupuesto de más de 15.000 millones de euros.

En definitiva, un presidente tranquilo que, según los suyos, dejaba hacer. De hecho, buena parte de los que le rodearon, siguen cerrando filas como familia política: el lermismo. Los mismos que lo despidieron del cargo con un curioso regalo. Una lupa para observar el mundo de las miniaturas. Ese de pequeños proyectos que acaban conformando una autonomía.

  • Joan Lerma i Blasco (Valencia, 15 de julio de 1951).
  • Fue el primer presidente de la Generalitat en la etapa autonómica abierta tras la transición española. Ocupó el cargo desde 1982 (un año como presidente preautonómico) hasta 1995.
  • Desde junio de 1995 hasta marzo de 1996 fue ministro de Administraciones Públicas en el último Gobierno de Felipe González. En las generales de 1996 fue elegido senador, cargo que hoy en día todavía ocupa en representación de la Comunitat.