Diseñador
EL ÚLTIMO GRAN ‘SHOWMAN’
CARLOS GARCÍA-CALVO
Comenzaré diciendo que yo he desfilado para Francis. Si no me creen, ya que no tengo el físico heroico de los habituales modelos de Montesinos, les puedo enseñar fotografías, no muy buenas es verdad, de mi gran momento en la pasarela, vestido con un conjunto estampado con pavos navideños y rubricado con su firma.
Alguien nos convenció a un puñado de miembros de la prensa especializada para que desfilásemos por una noche con la ropa de nuestros diseñadores favoritos y yo le escogí a él. Fue una de esas acciones alocadas de los ochenta que serían impensables ahora, pero que en aquella época nos alegraban la existencia. Para vencer mi miedo escénico me coloqué un bigote postizo que me arranqué al final en una especie de ‘strip-tease’ labial. La presentadora de este evento fue la encantadora Mara Calabuig, que estuvo a cargo de las páginas de moda de LAS PROVINCIAS.
Francis era uno de los personajes más importantes de los ochenta, uno de los pocos diseñadores de fuera de Madrid que triunfaban en la capital de España con sus desfiles megalómanos a lo Cecil B. de Mille. Más que la presentación de colecciones, eran grandes espectáculos, mezcla de Folies Bergère y circo de tres pistas. Intervenían caballos, enganches, coches de carreras y se mezclaban alegremente modelos profesionales con amateurs reclutados, a veces, en una discoteca la noche antes. Quizá por esto fuera el diseñador escogido por Pedro Almodóvar para protagonizar con su ropa una de las escenas claves y más delirantes de ‘Matador’, una de sus primeras películas.
Si en Madrid Francis era importante, en Valencia lo era muchísimo más. Agatha Ruiz de la Prada dijo una vez en el transcurso de una entrevista, que era muy difícil ser profeta en tu propia tierra y que el único que lo había conseguido era él, ya que no había una sola mujer valenciana que no aspirase a tener algo suyo en su armario.
Además había para todos los gustos, desde los vaqueros que estilizaban la figura como ningunos, hasta los maravillosos trajes de noche, pasando por ese punto y macramé que no faltaba en ninguna de sus colecciones, ya fuese primavera o otoño. Quizá el encanto de Francis residía en que, sin obviar jamás sus raíces valencianas, incorporaba en sus propuestas guiños a todo el resto de España y media Europa.
No hace mucho escribí un artículo sobre Valencia en los ochenta y la explosión cultural que vivió la ciudad por aquella época, en la que todo se mezclaba de una forma embriagadora, desde la moda de los Errando y su Tráfico de Modas, a la ‘couture’ de Juan Andrés Mompó y Valentín Herráiz con la pintura y esculturas de Miquel Navarro, el Equipo Crónica y Carmen Calvo. Y Francis era la gran estrella, una incansable que veías por las noches en los lugares de copas más punteros, siempre rodeado de sus amigos incondicionales.
Y en las ediciones en que la semana de la moda valenciana estuvo a su cargo, ésa que empezó llamándose Pasarela del Carmen, la moda valenciana conoció su momento de mayor esplendor, uno que nunca llegaron a tener en las temporadas siguientes cuando fueron dirigidas por otros.
Para finalizar diré que Francis es como el buen vino que madura con el tiempo. Ha tenido patinazos con algunas colecciones que no fueron muy acertadas, pero desde hace unas temporadas sus propuestas, breves, concisas y más depuradas, han sido realmente estupendas. Y comerciales, que es el mayor cumplido que se le puede hacer a un diseñador en estos tiempos difíciles.
- Francisco Montesinos Gil (Valencia, 12 de diciembre de 1950).
- En 1969 estudia interiorismo, diseño y moda en la Escuela de Artes y Oficios de Valencia.
- Abre su primera tienda en 1972, en una apuesta por un estilo nuevo y genuino.
- Sus primeros desfiles son en Barcelona (1979) y le siguen Madrid, París, Berlín, Valencia…
- En los ochenta se dispara su éxito entre los miembros de la Movida y en los noventa consolida su presencia internacional en las principales pasarelas.