Eduardo Zaplana

1956
Político

LA INFLUENCIA DEL CAMPEÓN

JUAN CARLOS FERRIOL

Jefe de la sección de Política de LAS PROVINCIAS

Tener una hoja de ruta lo es todo. Y Eduardo Zaplana siempre la ha tenido. Desde que se enroló en las juventudes de UCD para iniciar su carrera política hasta que, ya en el PP, logró la alcaldía de Benidorm, y por supuesto, para alcanzar después las más altas cotas de poder político que un dirigente valenciano ha disfrutado en las últimas décadas. Zaplana ha ido escalando posiciones en la sociedad, hilvanando siempre las alianzas necesarias en cada momento para lograr sus objetivos. Como político llegó a ser uno de los dirigentes nacionales del PP con mayor influencia. Un peso específico que trascendió del organigrama de esa formación, y que le permite aún hoy en día disponer de un margen de maniobra que abarca el ámbito político, el económico y también el de los medios de comunicación.

Eduardo Zaplana

Seductor nato, son varias las anécdotas que se cuentan sobre las andanzas del campéon –el término con el que le definió Javier Arenas– con sus inseparables Juanma Cabot, Joaquín Ripoll y Vea Reig, todavía en la oposición del Ayuntamiento de Benidorm, que ya revelaban las ganas de ganar de un grupo que terminaría poniendo punto y final a más de una década de gobiernos socialistas en la Comunitat Valenciana. Zaplana se aprovechó de la melancolía que retrató aquel ‘Barcelona 92–Valencia 0’ y de la incapacidad del último Gobierno socialista para entenderse con la clase empresarial valenciana.

A su llegada a la presidencia de la Generalitat, Zaplana supo leer qué necesitaba su partido, hasta entonces desorganizado y presa de liderazgos locales sin capacidad política, y qué esperaba también la sociedad valenciana. Al primero le dio unidad y cohesión, tolerando el liderazgo de Rita Barberá y el núcleo de poder de Carlos Fabra. Para la segunda, puso en marcha un modelo de crecimiento sustentado en una favorable coyuntura económica y que incluyó el impulso a grandes proyectos, reformas legales que contribuyeron al ‘boom’ urbanístico, la utilización de las cajas de ahorro valencianas como bancos regionales y el recurso a la deuda. Un modelo económico basado en el crecimiento –en el «exceso», según algunos– pero al que después se ha atribuido la responsabilidad del batacazo financiero de la Comunitat, así como el origen de las conductas que años después derivaron en las causas judiciales que salpican al PP –la sombra de la corrupción le ha rondado, pero nunca le ha salpicado–.

Al entonces líder popular siempre se le notó que la Comunitat se le quedaba pequeña. Su cada vez mayor presencia en Madrid le permitió entablar contacto con los principales núcleos del poder político y financiero de España, esos que dirigen algunas de las principales empresas del IBEX. Ministro y portavoz del Gobierno con Aznar, Zaplana no ha dejado de formar parte de ese reducido núcleo de dirigentes del PP cercano al expresidente, y por ese mismo motivo, la cúpula de Génova no lo considera como uno de los suyos. Decidió apartarse de la primera línea política en 2008, año desde el que ocupa un puesto de alto directivo en Telefónica. Pero el exdirigente popular mantiene unos niveles de influencia –preside también el Club Siglo XXI y encabeza con José Bono una Fundación en defensa de la Constitución– que le permiten mantener contacto directo con la clase empresarial y política. Castigado en el ámbito personal por el fallecimiento de un hijo en 2011, Zaplana ha tenido que reducir su presencia pública en los últimos meses. Su pulso con Camps por el control del partido a su marcha a Madrid le ha marcado para siempre en una organización, la valenciana, que le mira con cierta desconfianza pese a representar el inicio de su mejor etapa electoral. Recelos provocados quizá por haber querido mantener su cuota de influencia a cualquier precio.

  • Eduardo Zaplana Hernández-Soro (Cartagena, 3 de abril de 1956).
  • Alcalde de Benidorm (1991-1995) y presidente de la Generalitat (1995-2002).
  • Nombrado ministro de Trabajo por José María Aznar y poco después, portavoz de su Gobierno.
  • Diputado nacional hasta 2008, ese año abandonó la política activa y fue nombrado directivo de Telefónica.
  • Preside el Club Siglo XXI y una fundación en defensa de la Constitución junto a José Bono.