Carlos Arniches

1866 /// 1943
Dramaturgo

EL MAESTRO DEL SAINETE MADRILEÑO

JAVIER FALOMIR

Redactor de Suplementos de LAS PROVINCIAS

Llevaba yo aún pantalón corto, a punto de cambiar al largo, cuando tuve conocimiento de la existencia de Carlos Arniches. Fue hacia el final de los años setenta, en el esplendor del desarrollismo franquista del 600 y el apartamento en la playa, cuando la editorial Salvat lanzó una extraordinaria y muy asequible colección de libros para incentivar la lectura entre los miembros de una población bastante necesitada de cultura. Cien títulos de la llamada biblioteca básica RTV que inundaron las estanterías de los hogares de las familias ‘Alcántara’ que poblaban el país, entonces España. Uno de esos ejemplares estaba dedicado al genial Arniches con dos títulos suyos muy representativos: ‘La señorita de Trevélez’ y ‘Es mi hombre’. Por las misma fechas, aunque creo que meses antes, la televisión en blanco y negro que iluminaba nuestros comedores con su único canal, UHF al margen, había emitido un ‘Estudio 1’ con el segundo de esos títulos. Me interesó y me divirtió mucho aquella representación grabada de ‘Es mi hombre’ pero no valoré en toda su dimensión a su autor hasta que pude disfrutarlo en letra impresa.

Arniches fue un creador prolífico e imaginativo. Un escritor que hubiera hecho las delicias de los productores de Hollywood si hubiera nacido en New Jersey en lugar de en Alicante. Aunque es bien cierto, por otra parte, que su obra no hizo mala carrera en el cine nacional. Casi una veintena de sus libretos teatrales fueron llevados a la gran pantalla con un éxito que traspasó nuestras fronteras y tuvo un sonoro eco en muchos países de Sudamérica.

Con más de 300 obras publicadas, se le califica a menudo como el renovador tanto del llamado género chico (es decir, la zarzuela), como del popular sainete. No en vano Arniches comenzó su producción teatral con piezas cortas en las que caricaturizaba a personajes castizos de un Madrid de cartón-piedra. Unos personajes que hablaban con frases entrecortadas y con una dicción divertidamente chulesca. Pero a través de ellos describía una realidad social en la que entraban en conflicto las apariencias y los sentimientos.

La obra de Arniches se encuentra a medio camino entre la tragedia y el humor. La socarronería de sus personajes y la brillantez de sus juegos de palabras caracterizan esta primera etapa de sus obras, que se representaron en el madrileño teatro Apolo o en la corrala de Sombrete del no menos castizo barrio de Lavapiés.

Fue fundamental para la carrera de Arniches, su colaboración como libretista de zarzuelas con el maestro Ruperto Chapí, también alicantino, de Villena en este caso, ya que fue él quien le introdujo en el ambiente literario del Madrid de finales del XIX, cuando se instaló en la capital. Igualmente colaboró con Federico Chueca y con el maestro José Serrano, otro insigne músico valenciano, en este caso de Sueca.

Arniches llegó a ser miembro de la Real Academia de la Lengua gracias a su maestría en un género considerado menor. De su primera etapa cabe destacar ‘Doloretes’ (1901), una zarzuela con música de Amadeo Vives que se desarrolla en la zona rural de Alicante, y donde el tío Pere y la tía Tona viven preocupados por su nieto Visentico, en el frente de la guerra de Filipinas mientras su novia, Doloretes, le es infiel con Nelo, el hijo del alcalde. Aunque su primer gran triunfo fue ‘El santo de la Isidra’ (1898), al que siguieron ‘El puñao de rosas’ (1902), ‘Alma de Dios’ (1907), ‘La casa de Quirós’ (1914) y ‘El amigo Melquiades’ (1914).

En 1917 publicó en ‘Blanco y Negro’ una serie titulada ‘Del Madrid castizo. Sainetes rápidos’ y también ‘Don Quintín el amargao’ . En ‘Los milagros del jornal’ (1924) se descubre a un Arniches preocupado por los problemas de la clase trabajadora. Había abandonado ya el sainete madrileño para abordar la tragedia grotesca. Éste es el caso de su obra más reconocida y reconocible, ‘La señorita de Trevélez’ (1916) o también de ‘Los caciques’ (1919), donde denuncia los males y carencias de la realidad social española.

Arniches fundió lo dramático con lo caricaturesco con un estilo muy personal y que algunos estudiosos consideran como un anticipo del esperpento de Valle-Inclán, aunque yo, personalmente, no opino lo mismo. Su ambiente suele ser muy similar al del sainete, aunque es este caso lo cómico encubre una emoción grave que sirve para introducir la sátira, el humor negro o la crítica social, como ocurre igualmente en ‘La heroica vida’ (1921) y en ‘Es mi hombre’ (1921), la pieza que me sirvió, casi en la infancia, para descubrir a este gran autor al que convendría revisitar de tanto en tanto.

Un año más tarde me ocurrió algo parecido a lo de Arniches con Pedro Muñoz Seca gracias a su incombustible ‘La venganza de don Mendo’. Pero esa sería ya otra historia, que no tendría cabida, además, en un compendio de valencianos ilustres, puesto que era natural del Puerto de Santa María.

  • Carlos Arniches Barreda (Alicante, 11 de octubre de 1866 – Madrid, 16 de abril de 1943).
  • En 1880 se trasladó con sus padres a Barcelona. Colaboró en el diario La Vanguardia. En 1885 se instala en Madrid y comienza a estudiar Derecho.
  • En 1894 se casa con Pilar Moltó, con la que tuvo tres hijos, entre ellos el arquitecto Carlos Arniches Moltó.
  • En 1936 dejó España y fijó su residencia en Buenos Aires. Regresó a Madrid en 1940, acabada la contienda civil.
  • Fue miembro de la Real Academia de la Lengua.