Antonio Puchades

1925 /// 2013
Futbolista

EL MITO DE SUECA

PACO LLORET

Periodista y columnista de LAS PROVINCIAS

Para entender la idiosincrasia del Valencia, el carácter singular del club, el comportamiento particular de su afición, hay que hablar de Puchades. Antonio Puchades Casanova, mito y leyenda del valencianismo para todas las generaciones de asiduos a Mestalla sin excepción. Pocos le han visto jugar, pero eso no importa; apenas hay imágenes de sus partidos, tan sólo unos cuantos planos fugaces de calidad discutible y una película que es como un tesoro, grabada el día de su grandioso homenaje en un escenario que terminaba de estrenar la iluminación eléctrica. Los años cincuenta tocaban a su fin. El relato oral ha obrado el milagro de transmitir a los recién llegados quién era Puchades, su dimensión gigantesca, su trascendencia histórica.

Antonio Puchades

Pero a Puchades le resbalaba el elogio y huía de la grandilocuencia. Hombre sencillo y próximo, era el primer sorprendido de su fama cuando había pasado tanto tiempo de su retirada. ‘Pensat i fet’, la improvisación y la tenacidad, un debut inesperado y una carrera prodigiosa. Puchades, el único futbolista español incluido en el once ideal de la FIFA a la conclusión de la Copa del Mundo de 1950 celebrada en Brasil, el torneo del célebre Maracanazo, el primero organizado tras la II Guerra Mundial. Allí estaba ‘coll gelat’ -como despectivamente le bautizó un sector de la cátedra de Mestalla en sus primeras apariciones por su aparente frialdad-, titular indiscutible con España, representante de un Valencia repleto de internacionales, exponente de un ciclo glorioso.

Antes de cruzar el Atlántico, Tonico se asomó a su orilla desde las Rías Baixas. Cuatro años antes, aún no había entrado el otoño, pero llovía en Vigo aquella mañana y jugó Puchades. El entrenador se lo había anunciado. Un suecano acostumbrado a pisar campos de arroz se iba a desenvolver sin apuros sobre el barrizal de Balaídos. Victoria y mariscada. El Valencia se llevó el triunfo y el joven debutante cambió los embutidos que su madre le había puesto en la maleta por un festín en el mercado de la Piedra. Así empezó todo. Sencillez, inocencia y un talante desenfadado. No tenía vocación de líder, ni cerebro de estratega, Puchades aportaba corazón y pulmones. Y algo más que rima con el órgano que facilita la respiración del ser humano.

Aquel Valencia dominador, bronco y copero, temible en todos los terrenos, ganó su tercera Liga de aquella década prodigiosa coincidiendo con el debut del rubio de Sueca, alto y espigado, un contraste para aquella época de miserias y estrecheces. ‘Un xic templat’, que no se descompuso por la responsabilidad ni se amilanó por la exigencia pero al que los nervios le bloqueaban el estómago antes de cada cita. Cuando vomitaba en el vestuario, se liberaba de la tensión y salía dispuesto a comerse el mundo y al que se pusiera por delante.

Dos hombres y un destino. Pasieguito y Puchades. La medular por excelencia. Un vasco y un valenciano. Un tipo frío del Norte, introvertido, inteligente y calculador asociado al ímpetu generoso, las ganas de vivir y la alegría explosiva que proporciona haber crecido cerca del Mediterráneo. Una simbiosis en beneficio de un equipo legendario conquistador de dos Copas, ante los grandes rivales de la época: Athletic y Barça. Dos finales para el recuerdo, ganadas ambas en Chamartín.

Luego vino la decadencia, las molestias insoportables en la espalda, la factura del paso del tiempo. Pese al alejamiento voluntario del fútbol, ni entrenador ni secretario técnico, Puchades apostó por una vida apacible en su pueblo. No le vi jugar pero me gusta evocar su figura porque recupero la imagen de mi padre cantando sus hazañas con una expresión de felicidad, imposible de olvidar.

  • Antonio Puchades Casanova (Sueca, 4 de junio de 1925 – Valencia, 24 de mayo de 2013).
  • De familia de agricultores, Antonio Puchades, ‘Tonico’ para sus allegados, comenzó jugando en Sueca y pasó una temporada en el Mestalla antes de pasar al Valencia.
  • Jugó en el Valencia 400 partidos, de 1946 a 1958. Marcó 50 goles y formó una media de leyenda con Pasieguito.
  • Internacional 23 veces jugó el Mundial de Brasil, en el que España fue cuarta. La FIFA lo incluyó en el once ideal.
  • Se retiró con 33 años por problemas de ciática y se alejó del fútbol profesional.