»Antonio Aparisi y Guijarro»

1815 /// 1872
Político

EL TRONO Y EL ALTAR

JAVIER SÁNCHEZ HERRADOR

Jurista de Instituciones Penitenciarias. Columnista de LAS PROVINCIAS

Hay personajes que parecen ir contra los vientos de la historia, cuya vida discurre enfrentada al tiempo que les ha tocado vivir. Antonio Aparisi y Guijarro es uno de esos personajes. Mientras a lo largo del siglo XIX se abren paso lentamente las ideas democráticas y revolucionarias, Aparisi encuentra en los conceptos tradicionales de patria, monarquía y, sobre todo, religión, la solución a todos los problemas que afectan al país.

Lo que llama la atención del personaje es precisamente la firmeza de unas ideas, esbozadas ya en sus primeros artículos en ‘La Restauración’ y que permanecerán prácticamente inalterables durante toda su vida. Quizás eso tenga mucho que ver con los sólidos principios religiosos en los que había sido educado. Huérfano de padre a los 14 años, lo cual supuso una época de dificultades económicas en la familia y de dudas estudiantiles, Aparisi y Guijarro destacó luego en cualquier tarea que emprendió. Fue abogado de enorme prestigio, fundador de diversas publicaciones y excelente orador en el Congreso. Diputado en varias ocasiones, intervino en la política solamente cuando consideró que las ideas que defendía estaban en peligro.

Tradicionalista y profético, avisó en numerosas ocasiones del nefasto futuro de la nación si abandonaba la monarquía y, sobre todo, la religión católica. Crítico acérrimo de la desamortización de los bienes de la Iglesia, del parlamentarismo y del juego democrático tal como se concebían en su tiempo, defensor del poder temporal de los Papas, preconizaba la Unión Española, frente a la Unión Liberal y la Unión Moderada, basada en los principios tradicionales.

Sus ideas le llevarían tardíamente a militar en el partido carlista, donde intentaría unificar las distintas corrientes dinásticas en consonancia con la unión que pretendía de todos los españoles. Aparisi combinaba, además, la defensa de sus ideales con una preocupación por los más débiles de la sociedad en busca de una libertad que él fundamentaba principalmente en la religión y en la monarquía tradicional.

Al analizar el personaje de Aparisi y Guijarro no podemos caer en el presentismo histórico. Por supuesto que algunos de los ideales que él defendía chocarían con los principios democráticos actuales, pero deben ser interpretados en su contexto histórico y dentro de la preocupación del personaje por la división que amenazaba a España. Hay algo en la vida de Aparisi y Guijarro de melancólico y trágico a pesar del éxito que cosechó en el ámbito profesional. A la decepción por los acontecimientos políticos, se añade su elección como miembro de las academias de la Lengua y de las Ciencias Morales y Políticas, instituciones en las que no pudo hacer su discurso de ingreso a causa del exilio y su posterior muerte.

Si un hombre se mide por los afectos que recibe de sus amigos y por el respeto, pese a las discrepancias, que suscita en sus adversarios, podemos decir que Aparisi y Guijarro gozó de la aprobación unánime. Políticos de cualquier signo asistieron a su entierro y le rindieron homenaje. Rico y Amat había dicho de él: «Para sus partidarios era un pontífice, un apóstol. Para sus enemigos, un soñador, un revolucionario sin saberlo. Para nosotros, y aun creemos que para él mismo, ni es lo uno ni lo otro, sino lisa y llanamente, un hombre de bien».

  • Antonio Aparisi y Guijarro (Valencia, 29 de marzo de 1815 – Madrid, 5 de noviembre de 1872).
  • Abogado, político y periodista, fundó en 1843 la revista semanal ‘La Restauración’ y, más tarde, ‘El Pensamiento de Valencia’ y ‘La Regeneración’.
  • Diputado en Cortes, fue defensor de las ideas tradicionalistas. Destacó como orador en el Congreso.
  • En 1866 es elegido miembro de las academias de la Lengua y de Ciencias Morales y Políticas.