Andreu Alfaro

1929 /// 2012
Escultor

Diálogos ininterrumpidos entre dibujo y escultura

Román de la Calle

Catedrático de Estética y Teoría del Arte de la Universitat de València. Expresidente de la Real Academia de Bellas Artes de San Carlos y exdirector del MuVIM

La formación artística de Alfaro fue esencialmente autodidacta y siempre estuvo vitalmente muy vinculado a su tierra. En su inquieta mirada lo local podía ser global y a la inversa. Se sintió profundamente seducido, en su infancia, por el dibujo, aunque su inicial labor artística se desarrollaría en el seno de un grupo plural de jóvenes inquietos, propio de la primera posguerra española, denominado Rogle Obert, decantándose entonces particularmente, en sus primeras experiencias estéticas compartidas, hacia la pintura de cuño más bien informalista. Más tarde, ya en 1957, encontramos al inquieto Andreu Alfaro vinculado al histórico Grupo Parpalló y preocupado y atraído por una serie de trabajos escultóricos llevados a cabo, por él, con hilo metálico. Un modo muy sintomático de dibujar en el aire.

Pronto asumiría claras influencias constructivas (C. Bracusi, A. Pevsner) pasando a experimentar con planchas metálicas pulidas. El Segundo Parpalló, tras la drástica reducción de los participantes en el grupo, encabezado por Aguilera Cerni como teórico del ‘arte normativo’, recondujo y acentuó los presupuestos geométricos y constructivos de sus miembros, especialmente desde la perspectiva de la integración de las artes. Este hecho reforzó las preferencias nacientes del joven Alfaro, en sus preocupaciones a favor de conectar, de forma estrecha, su emergente lenguaje escultórico con los temas del espacio en general y de los espacios arquitectónicos y urbanos en particular. Sin duda, se trataba de una opción que sería determinante para su trayectoria artística, tanto inmediata como posterior.

Un requisito básico para lograr la adecuada comprensión de la vida y la obra artística de Andreu Alfaro consiste en tener siempre presentes sus postulados vitales, de compromiso civil, político e ideológico, de actitud crítica frente al olvido de nuestro patrimonio cultural, en especial del patrimonio de carácter inmaterial: la historia, la lengua o la memoria compartida. Otro tanto hay que apuntar en relación a determinadas figuras y aportaciones históricas nacionales o internacionales, que merecieron su interés, en algún momento de su itinerario. Así sucede, por ejemplo con Fuster o con Goethe, por subrayar aspectos determinados del nacionalismo o del clasicismo, respectivamente. Y otro tanto habría que sugerir en relación a su apreciación tan particular de la tradición del barroco o, por contraste, con su no menos acentuada admiración por los ‘kuroi’ griegos. De todas estas facetas y aspectos de su personalidad derivarían actitudes y preferencias, decantamientos y opciones de clara incidencia en sus proyectos artísticos.

Con el inicio de los años setenta, Alfaro decidió ampliar el campo de sus experimentaciones, más allá del hilo de hierro y de las planchas metálicas pulidas, pero sin abandonar sus afanes de integración de las artes. De ahí que hiciera sus primeras incursiones en el quehacer artístico con varillas metálicas cuadrangulares, de fabricación industrial, opción que dio paso a una de las etapas más características y conocidas de su trayectoria personal: la de las generatrices.

Cabría apuntar, finalmente, que fueron sus distintas variaciones, en torno a los diferentes materiales adoptados, las mejores claves definitorias de sus distintas etapas escultóricas, hecho éste que fue altamente significativo de la importante vertiente experimental y de búsqueda-investigación que siempre presidió su meritoria trayectoria como escultor. Incluso nos resulta difícil no recordar sus últimos y sutiles trabajos, dedicados al jazz en sus dibujos y propuestas escultóricas, que podemos interpretar emotivamente ahora como una especie de secreta despedida.

Diferentes premios y reconocimientos ayudaron a consagrar a Andreu Alfaro como escultor esencial, en el panorama artístico español de los últimos cincuenta años, jugando con las series y los módulos, el color y las formas, la luz y la complejidad.

  • Andreu Alfaro Hernández(Valencia, 5 de agosto de 1929 – Valencia, 13 de diciembre de 2012).
  • Obras destacadas: ‘La rella’ (1961), ‘L’arbre de la vida’ (1965), ‘Generatriu IV’ (1972), ‘Bon dia Llibertat’ (1975), ‘Els amants’ (1981), ‘El món’ (1985), ‘Charlotte von Stein’ (1988), ‘Schiller’ (1988) y ‘Jazz Collage’ (1994).
  • Premio de Honor Jaume I de la Generalitat Valenciana (1980), Nacional de Artes Plásticas. (1981) y Alfons Roig de la Diputación de Valencia (1991).