Santiago Posteguillo

1967
Escritor

DE HÉROES E IMPERIOS

RAMÓN PALOMAR

Escritor, conductor del magacín radiofónico ‘Abierto a Mediodía’ y columnista de LAS PROVINCIAS

No puedo dejar de sentir cierta envidia hacia las personas que van a sumergirse por primera vez en la obra de Santiago Posteguillo. ¿El motivo? Van a descubrir un mundo de togas, traiciones, intrigas, luchas por el poder, grandes batallas, sueños, ambiciones, sexo y chanchullos variados que les pasmarán y, sobre todo, les emocionarán. La primera vez nunca se olvida. Nos marca. Santiago Posteguillo es uno de los grandes y sus monumentales novelas provocan un enganche rotundo porque cada página se disfruta sin que el tedio asome su hocico. Cada nuevo libro suyo, para sus veteranos lectores, supone un acontecimiento porque sabemos que jugamos a caballo ganador.

La lista de premios que ornan la pechera de este autor empieza a ser casi tan colosal como la dimensión de sus aventuras literarias, pero esto no debe marearnos pues la grandeza de su prosa y la minucia con la cual, tras rigurosa documentación, nos narra los avatares de aquella Roma tan convulsa como esplendorosa, exuda tal precisión que nos atrapa irremisiblemente. El ritmo que imprime, la técnica que despliega, la hondura con la cual acomete la historia, no están al alcance de otros escritores que no superan la frontera del pelma que nos aburre. Posteguillo jamás renuncia a la calidad y, sin embargo, logra que el lector pueda surfear alegre sobre esas páginas construidas con una solidez digna del puente de Trajano. Pero… ya que hemos nombrado a Trajano, obsérvese el lado vindicativo de Santiago Posteguillo… Tras conseguir los laureles de la crítica y el público gracias a su trilogía protagonizada por Escipión (hasta ese momento todos se fijaban en Ánibal, pero nunca en el hombre que lo derrotó), nuestro paisano acometió la empresa de tejer otra trilogía cuyo epicentro se focaliza en la figura de Trajano. Y Trajano venía de Hispania. Y Trajano fue, posiblemente, el mejor emperador de la historia de Roma. Pero Trajano, al ser españolito, como quien dice, nunca ocupó el lugar que merecía, pues la narrativa situada en el fértil teatro de la Roma imperial siempre estuvo dominada por los anglos, de ahí que a Trajano se le ningunease. Hasta que Santiago desenfundó su teclado, claro. Por lo tanto, conviene valorar también este empeño del escritor por desfacer entuertos y devolver la gloria a estos gloriosos olvidados. Posteguillo no se lanza al vacío cuando escribe. Cavila largo y tendido. Bucea en los clásicos y se nutre con respeto de esas fuentes. Descubre detalles apasionantes. Visita las ruinas. Bebe de los paisajes regados con sangre. Se empapa de todo y, por fin, tras trazar las líneas maestras de sus novelas, se embarca en la escritura. Como no podía ser de otra manera, a las puertas de este titán nuestro ya ha llamado el sector audiovisual. Han guionizado la trilogía de Escipión y la están traduciendo al inglés. Los rumores apuntan que, tal vez, estalle algo de potencia termonuclear en formato de serie, pues en una sola película no se podría percibir el fulgor de sus textos. Su formidable obra no admite medias tintas, desde luego. Y, mientras este proyecto fructifica, ya falta menos para que la novela que redondea la trilogía de Trajano vea la luz. Sus lectores, verdaderos adictos, aguardamos impacientes. Cada nueva novela suya supone una impagable descarga de vertiginosa montaña rusa donde los hombres y las mujeres que cimentaron nuestra civilización cobran forma.

  • Santiago Posteguillo Gómez (Valencia, 1 de mayo de 1967).
  • Profesor titular de Lengua y Literatura Inglesa en la Universitat Jaume I.
  • Doctor europeo por la Universitat de València, estudió literatura creativa en EE UU y lingüística, análisis del discurso y traducción en el Reino Unido
  • Su trilogía sobre Escipión el Africano se publica entre 2006-09. La de Trajano va por su segunda novela.
  • Además ha firmado los ensayos ‘La noche en que Frankenstein leyó El Quijote’ y ‘La sangre de los libros’, con sus artículos publicados en LAS PROVINCIAS.