Miquel Navarro

1945
Escultor

LA REGADERA Y EL CACTUS

ENRIQUE BELLOCH

Director de cine y teatro

En el patio interior de entrada a sus naves Miquel Navarro tiene sobre una balaustrada una regadera y al lado, delante de una pared encalada, hay un gigantesco cactus de numerosos brazos. La primera vez que visité su sanctasanctórum me dijo: «Esa regadera y ese cactus han sido y son mi fuente de inspiración». Entramos al espacio central. Sus guerreros majestuosos me deslumbraron con sus brillos, sus mates y su sonido. Toda su obra invita a tocarla y jugar con ella, sus espectaculares ciudades metafóricas a ras de suelo crean calles de luz que se cruzan y se bifurcan dándoles más vida y belleza. Deseas hacerte diminuto y pasear por ellas, seguro de encontrar en algún recoveco a gente que, como tú, disfruta de ese paisaje urbano que no se sabe si existe. Magia, vida, fertilidad, deseo y amor inundan sus naves con cada una de sus obras. No tienen explicación, ni él pretende jamás explicártelas, te las muestra incluso con pudor. Allí conviven sus pinturas, sus esculturas, sus fotografías y todo cuanto pasea por sus manos y que salen de su cabeza de loco despistado y de su corazón. Miquel trabaja buscando nuevas rutas con una brújula vikinga dispuesto a dejarse llevar a lo desconocido, allá donde los demás no son capaces de arriesgarse. Su obra es valiente, será avanzada con el paso de los siglos y venerada aún más que ahora.

La Alqueruela (Siete Aguas) es un recóndito paraje donde Miquel se refugia y disfruta del paisaje que parece esculpido y modelado a su capricho. Las colinas, los viñedos, unos majestuosos cipreses que tensa con cables de acero, algunas de sus esculturas que parecen haber nacido allí y la casa rural, cuya estancia principal es una enorme cocina con una gran mesa que invita a quedarse allí comiendo, bebiendo y charlando. Gran anfitrión y muy buen cocinero, su arroz con longanizas es exquisito. Le gusta ir al Mercado Central y elegir los mejores productos. De sus viñedos ha creado un vino del que se siente muy satisfecho. También ha diseñado la botella y la etiqueta. Todo lo hace pensando en sus amigos y seres queridos. Toda su obra rezuma amor, deseo y fertilidad.

Orgullo y pasión. Miquel es un apasionado artista, legítimamente orgulloso de varios hitos de su carrera: sus exposiciones colectivas e individuales por todo el mundo, su antológica en el IVAM (1989), la inauguración de la ‘Pantera Rosa’ y el ‘Parotet’ en Valencia, sus esculturas públicas en Santa Cruz de Tenerife, Barcelona, Bruselas, Mislata, Murcia, Vitoria, el Premio Valencianos para el siglo XXI que le concedió LAS PROVINCIAS, la Medalla al Mérito Cultural de la Generalitat…

En Mislata tiene su casa de toda la vida. Allí sigue jugando, perdón, trabajando y pensando en cómo materializar sus ideas básicas (el deseo, el homoerotismo, el combate, las pollas, el orden y el caos, el poder…). Siempre brujuleando para descubrir nuevas formas, nuevas texturas, resoluciones técnicas, colores y volúmenes, matices que apunta en libretas que se encuentran por toda la casa, una vivienda que tiene una protagonista, su perrita Nena. La vida y obra de este artista valenciano me emocionan, a mí me han hecho saltar las lágrimas varias veces. Gracias Miquel por tu amistad, tu talento y tus chupitos.

  • Miquel Navarro Navarro (Mislata, 1945).
  • Estudió en la Escuela Superior de Bellas Artes de San Carlos.
  • Premio Nacional de Artes Plásticas en 1986, Alfons Roig en 1987, CEOE de las Artes 1990, Nacional de la Asociación de Críticos de Arte, ARCO 1995 y VIII Premio Internacional Julio González 2008, entre otros.
  • Académico de la Real Academia de Bellas Artes de San Fernando de Madrid. Algunos hitos de su carrera son la retrospectiva del IVAM (1998), la ‘Pantera Rosa’ y el ‘Parotet’ en Valencia y esculturas públicas en media España.