José Mari Manzanares

1953 /// 2014
Torero

EL MAESTRO SE LLEVÓ EL MOLDE

MANOLO MOLÉS

Crítico taurino

En el Corpus granadino del 2000 fue el último día que charlamos sin prisas. Daba la alternativa a David Fandila, ‘El Fandi’, y Juli era el testigo. Las cámaras de Canal Plus grabaron en directo una de las últimas tardes en las que la lección del maestro apareció nítida frente a un ciclón llamado Fandi y a un Julián que no perdonaba ni una sola posibilidad de ser el centro de la tarde. Pero José María, el hijo de Pepe Manzanares, banderillero en la plaza y con pinta de matador en la calle, se encargó de recordarnos, ahí está el vídeo, cómo es el toreo eterno en la versión original de uno de los toreros con mayor personalidad de las últimas décadas.

La verónica clásica, sus remates a una mano, su versión diferenciada de la chicuelina, el inicio tan torero, tan ajustado, ganando terreno hasta la segunda raya, de muletazos cortos y hondos, los mismos que tantas tardes pusieron en pie a la Maestranza, los estatuarios con un toque distinto, más dulces, la trincherilla, los redondos, los de pecho y los naturales otra vez con sabor a mar, los remates con la firma manzanarista, el kikirikí con sello Bienvenida. Incluso su espada tenía un punto muy personal. Aquel torero grande asomó en muchos momentos en el atardecer granadino, cuando la Alhambra abraza un tono dorado y el sonido del agua te trae el misterio del temple. Era distinto porque tenía personalidad. Cumplía todas las normas del toreo clásico pero ninguno de sus lances o muletazos eran iguales a los demás. Claro que bebió de fuentes frescas del toreo singular, de Manolo González, sabores del Ordóñez de Ronda, del sentir sevillano. Sevilla y Ronda fueron su patria elegida. Aunque para ser la figura que fue y torear el número de tardes que toreó, tuvo que triunfar en todas las plazas importantes de los ocho países del planeta toro. Pero Sevilla era su patio y su patria. La amó y le amaron en un noviazgo eterno. Cómo sería que no le hizo falta ni la Puerta del Príncipe. Reinaba igual.

¿Cómo era? Como quiso ser. Tenía ese punto de fascinación de los artistas únicos, y la bohemia de los que apuran a tragos la vida. Y la bebió y la vivió. Por eso no se parecía a nadie, sólo a él. En el ruedo y en la vida recorrió todas las posibilidades. Pero eso sí, siempre en torero. Con Ordóñez, el gran espejo, en Ronda. Con Camarón en Sevilla, con todos los grandes en todas las plazas. Fue una figura de verdad por calidad y también por cantidad. Sumen los toros que toreó bien y los toros que mató. Cifras que ya no volverán. Mató de todo, lo mejor, lo más para las figuras, y todo lo otro: victorinos, cuadris, santacolomas, miuras… hasta en su Sevilla en el año que murió Paquirri. En Ronda dejó el recuerdo de una tarde solo con seis y queda la memoria imborrable del faenón al toro ‘Peleón’ de Guardiola, encaste de Pedrajas. Igualito que hoy.

Madrid fue huraño con él. O querían verlo como en Sevilla. Pero hubo una tarde de vino y rosas el 22 de mayo de 1978 con el toro ‘Clarín’ de Manolo González. Amor peleado el de Las Ventas. Como tantos pasajes de su vida, tan plural, tan abierta, tan sin vallas, tan sin fronteras, tan suya porque pudo recordar a sus maestros pero fue y seguirá siendo diferente.

Dejó la buena simiente de los hijos. Dos chicas con todas las virtudes y dos hijos para que siguieran sus pasos, para disfrutar, para discutir, para hablarles claro y para quererlos. José Mari, figura grande a pie, honra al padre. Manuel vuela a caballo para que no se crucen los caminos. Y el maestro un día se fue en silencio, demasiado joven, pero todavía capaz de probarse, aunque sólo fuera ante el espejo, un traje de luces con el que enamoró a Sevilla. Se fue y deja una historia que necesitaría ahora mil hojas de papel para contarla. Lo mejor de todo es que se llevó el molde. Y la admiración. El Mediterráneo tuvo mucho que ver en el oleaje de su vida.

  • José María Dols Abellán, ‘José Mari Manzanares’ (Alicante, 14 de abril de 1953 – Cáceres, 28 de octubre de 2014).
  • Se vistió de luces por primera vez en Andújar (Jaén) en 1969 y debuta con picadores el 24 de mayo de 1970 en Benidorm.
  • Tomó la alternativa en Alicante el 24 de junio de 1971 con Luis Miguel Dominguín como padrino y con Santiago Martín, ‘El Viti’, como testigo.
  • Se despidió de los ruedos en la Real Maestranza de Sevilla el 1 de mayo de 2006.