Francisco González Sarriá

1959
Cantante

LA VOZ QUE SE HIZO HIMNO

MIGUEL ÁNGEL PASTOR

Periodista y promotor musical

A Francisco, en 1981, su compañía de discos le ofreció que pidiera un deseo como premio extra por alzarse como vencedor en México del Festival de la OTI.

Los directivos esperaban que pidiera un coche de lujo o un viaje alrededor del mundo. Sin embargo, el joven alcoyano, con apenas 22 años, no dudó en manifestar que lo que más deseaba era grabar el Himno Regional valenciano, musicado por el maestro Serrano y con letra de Maximiliano Thous.

Los directivos de Polydor, su compañía discográfica, que le representaban desde Madrid, sin salir de su asombro ni entender muy bien el capricho, complacieron al muchacho que se estaba hinchando a vender cientos de miles de copias de su primer ‘long play’ que incluía ‘Latino’, la canción ganadora y su primer gran éxito.

El Himno por una cara y ‘El Fallero’ por la otra, se regalaron en un ‘single’ que se entregó junto a su segundo elepé, titulado ‘Cariño mío’ y que incluía canciones que fueron grandes éxitos como ‘La chica del póster’ o ‘Tú ni te imaginas’.

Aquel disco/regalo, sin proponérselo, situó a Francisco, como el ‘cantante oficial de Valencia’ y ambas versiones, la del Himno Regional y la del ‘Fallero’, siguen siendo hoy en día, las más vendidas, las más escuchadas y las más distribuidas internacionalmente.

Esta anécdota, muy poco conocida, habla mucho y habla bien de aquel chaval, abrumado por un éxito repentino, que no dudó en asociar su nombre y su persona de por vida, a las señas de identidad sonoras de la tierra que le vio nacer y crecer.

Francisco González Sarriá posee desde joven una voz potente y limpia, de tenor lírico, que fue puliendo y trabajando con los años para alcanzar el mejor nivel profesional.

Con poco más de 18 años, después de una adolescencia muy dura en la que tuvo que hacer de cabeza de familia tras la temprana muerte de su padre, decidió lo que quería para el resto de su vida. Se empeñó en triunfar, porque de facultades iba sobrado y le bastaba soltar unos trinos en cualquier lugar para convertirse de inmediato en el dueño de la situación.

Por entonces había muchos y buenos aspirantes a ocupar ese hueco que dejó Nino Bravo con su desaparición, y más en esta tierra de grandes voces, pero con el tiempo, se demostró que sólo Francisco, además de contar con un agraciado atractivo personal y unas enormes facultades de las que le dotó la naturaleza, poseía la fuerza de voluntad, el empeño y esa chispa mágica y difícil de explicar, ese destello de cercanía que hace que la gente quiera y adopte a un artista.

Podía y puede cantar de todo, atreverse con cualquier estilo, con cualquier reto vocal, porque sus cualidades, la técnica y los estudios que fue adquiriendo en los años en los que estuvo amadrinado por Montserrat Caballé así se lo permiten.

Hoy no corren buenos tiempos para baladistas como Francisco, porque los contratos escasean. Pero el valenciano se mantiene, no ha perdido popularidad y conserva en forma su espléndida voz. Aquellos estudios operísticos, le han venido bien para ampliar su repertorio artístico.

Porque Francisco vive al margen de las modas musicales y discográficas y lleva más de tres décadas sin competencia.

Sobre los escenarios le siguen pidiendo el Himno Regional allá donde canta y, si no se lo piden, lo canta igual y de corazón.

  • Francisco González Sarriá, ‘Francisco’ (Alcoy, 5 de febrero de 1959).
  • Su primer gran éxito y el lanzamiento a la fama le llega en 1981, cuando participa con la canción ‘Latino’ en el Festival de la OTI. Entre 1984 y 1985 graba dos nuevos trabajos.
  • A comienzos de los noventa se instala en Barcelona para recibir educación lírica y participa con la soprano Montserrat Caballé en importantes coliseos.
  • En 1992 vuelve a representar a España en el Festival de la OTI, que se celebró en Valencia, donde de nuevo se alza como el gran triunfador, con la canción ‘A dónde voy sin ti’.